miércoles, mayo 09, 2007

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Desterrada en los desiertos del más allá pude comprender y llegué a alcanzar mil razones para no amarle. Y sin embargo seguía tan mal que quise huir, creyendo así que me olvidaría de él. Y me escapé de mis quehaceres diarios con mi angel de la guarda, que me conoce mejor que yo a la palma de mi mano, y nos escapamos por las costas, por sus playas, me subió a sus castillos, me enseñó sus montañas. Pero entre nosotros, tal y como ya lo sabía yo, no pasó nada. Si hubo algo, fue un sentimiento que se quedó atrapado en el tiempo, para que lo recordásemos siempre como si fuera perfecto. Y así tiene que quedarse. Ocurrió hace tanto tanto tiempo..

Y entre rato de olvido y momento olvidado, comenzaron sus llamadas. Sé con seguridad que de haberme quedado aquí no me habría llamado con tanta intensidad porque él también estaba de viaje. Mi angelito de la guarda me replicó que aún había en mi mucho de él y yo, desafortunada de mi, sólo me he estado engañando, queriendo creer que se acabó, que fue una etapa y que llegó a su fin. Pero ahora sé que no. Para mi corazón blandito no es así. Sigue latiendo con fuerza por verle, sigue esperando. Y mi cabeza le quiere odiar por tanto daño, por no venir, por no darme más de su tiempo. Mi razón es egoista. Piensa sólo en mi. Y mi corazón solo en ti..

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